jueves, 26 de abril de 2012

El año del dragón

Uno de mis objetos más preciados es un reloj que compré hace cuatro años en el mercado de las Perlas de Pekín. Lo adquirí en una pequeña tienda de antigüedades y objetos curiosos. Fue amor a primera vista. El anticuario me explicó que el reloj tenía al menos 50 años. No me lo creí del todo, pero me lo llevé sin pensármelo dos veces. ¿Cómo iba a dejar ahí un reloj azul con los signos del horóscopo chino?

Cada hora corresponde a un signo, como se muestra aquí.

Es un reloj de cuerda y, por eso, necesita que estés pendiente de él por si se para. Emite un tic tac ligero y enérgico, que a veces preferirías no oír, porque te recuerda con insistencia el paso de las horas. Quizá por eso lo he tenido abandonado unas cuantas veces. La última ha sido muy larga. A mediados del año pasado, el reloj se paró en las cuatro menos cuarto -entre el dragón y el gallo- y nunca más le hice caso. Sin embargo hoy me ha llamado la atención y he vuelto a darle cuerda. Y ahí está, emitiendo su tic tac.

Según la tradición china, el 2012 es el año del Dragón, símbolo de nuevos aprendizajes y de buena fortuna. Nada que ver con la idea que se tiene de los dragones en Occidente. Sólo hay que recordar algunas de nuestras leyendas y cuentos populares, donde el dragón siempre aparece como una bestia maligna y amenazadora a la que hay que aniquilar. Pero, ¿quién tiene razón?

Son tiempos difíciles, más para unos que para otros. Sin embargo, tal vez deberíamos empezar a ver este año de crisis como un momento de oportunidad y cambio. Yo ya he dado un primer paso dándole cuerda a mi reloj. No me asusta el paso del tiempo, aunque el tic tac me lo recuerde constantemente.

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